Una vez que has encontrado albergue, a disfrutar de Saint Jean
Vistas del pueblo desde el albergue
Mi habitación en el albergue de Saint Jean
Recomiendo al llegar a Saint Jean Pied de Port, dirigirse en primer lugar a la Oficina de atención al Peregrino (Rue de la Citadelle, 39). Está en lo alto del pueblo, así que ya vas calentando para los días que te esperan. Son muy majos, y hablan todo tipo de idiomas. Alli te sellan la credencial, te facilitan el acceso a un próximo albergue municipal y te dan información muy completa de los desniveles hasta llegar a Santiago, y cómo llegar a Roncesvalles.
El albergue se llama "L´Espirit du Chemin". Está ubicado en la misma calle de la oficina, tiene varias habitaciones pequeñas mixtas y baños con y sin ducha. Bastante limpio. Tiene cocina, y cuerdas para tender la ropa. Lo mejor de este albergue para mi el patio interior que tenía con unas vistas estupendas. En este albergue conocí a un señor italiano, que iba a empezar el Camino en bicicleta, había llegado desde Milan en coche y me aposté con él una cena a que acertaba el resultado del día siguiente entre España e Italia.
Ese día, Fiesta de la Música, había algunas bandas tocando por las calles, que me recordaban a los sonidos de los chistus, tamboriles y platillos de las fiestas del País Vasco.
Una vez que ya tienes albergue y te has refrescado, aprovecha a darte un paseo por esta localidad.
Según cuenta la leyenda, Saint Jean Pied de Port, fue creada en el 716 por García Ximenez, rey de Pamplona, como enclave estratégico destinado a proteger su reino, aunque no fue hasta el siglo XII que apareció oficialmente este nombre. El nombre, se debe a su situación geográfica, a los pies de los puertos pirenaicos y a sus protectores sucesivos, San Juan el Evangelista y San Juan el Bautista.
La ciudad está rodeada por una muralla, a la cual se accede por cuatro puertas, cada una con su historia: la Puerta Notre Dame (por la que se accedía al "barrio de España" que se desarrollaba fuera de las murallas, por la que los peregrinos más pobres esperaban a que se les facilitara algún alimento); La Puerta de Navarra o Puerta del Mercado (en la que las personas tenían que abonar un derecho de entrada), la Puerta de Francia y la Puerta de Santiago.
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