Hermoso valle a la salida de Grañón
Felicidad
Paleta de colores y texturas
El peregrino y su sombra
Llegando a Redecilla del Camino
Escudo nobiliario
Llegando al ecuador entre Logroño y Burgos
Ahora si, voy en la dirección justa
Valle, verde, bello
Casonas rurales en Viloria
Sigo
Detalle Apóstol Santiago en Belorado
Desalojados de la gran sala del albergue por la luz natural, de los últimos en partir con un grato desayuno, y piano de fondo, me despido de los tres solares hospitaleros de Grañón. De Emilio y de la sonrisa con pocos dientes de Ramón, artista del arroz con leche. Cuesta marcharse, con los gratos momentos vividos en forma comunitaria.
El campanario y la ropa tendida, pasan a formar parte de mi memoria.
El todo es más que la suma de las partes, como dijo Emilio.
Dejando Grañón por la calle mayor, atravesamos la localidad, abriéndonos el horizonte nuevos campos y senderos, y el corazón a surrealistas y oníricos, encuentros y desencuentros.
Senderos de grava, heridas seguras. Campos verdes. Cielo azul. Luz. Fatiga. Fijaciones mentales. Meditación y limpieza mental. Respiración. Paso a paso, mis ampollas marcan el ritmo, me ralentizan, me duelen, me hacen vivir el aqui y el ahora, dejando las prisas a otro estado de conciencia. La sombra del peregrino en el camino. Transformación. Campanarios, cruces, fuentes, escudos nobiliarios. La casa azul. La casa viñedo y la señora despeinada. El bosque en la casa como decoración.. A la vista, la carretera y los camiones. En el ecuador de Logroño a Burgos. Gorriones amarillos canturrean, me indican el camino. Fernando, el peregrino voló sin ser gorrión. Y yo que soy una "mandada" por mis pies, me quedo a descansar en un albergue de Belorado, nuevo y limpio, casi ná!!
Llegan mis dos angelitos de la guarda. Romanó de Biarritz, Lucio de Sicilia, y las conversaciones se prolongan.
Llega la lluvia y la tormenta.
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