De Azofra a Grañón

Saliendo de Azofra

Nubes a la vista, viñedos al acecho

Crucero en Azofra

Pistas agrícolas

Todo por andar, todo por vivir

Santo Domingo de la Calzada

Albergue de Griñon, ropa tendida


Dejamos en escasos minutos el gélido albergue parroquial de Azofra, más propio del videoclip Thriller de Michael Jackson, que de un lugar de acogida a peregrinos. Tras un desayuno rico en uno de los escasos bares del lugar, iniciamos la etapa de hoy. Pierdo de vista a mi colega peregrino, que camina más deprisa.
La distancia de ayer hizo mella en mis pies, el frio del albergue me ha fosilizado el bastón.. Voy a mi ritmo, al ritmo de hoy.
Campos alomados, pistas agrícolas con viñedos, que por algo estamos en La Rioja, laberinto de caminos e intersecciones.
Americano entusiasmado de fantasear con los viñedos y el vino...
Antes de llegar a Cirueña, algo me sorprende, un campo de golf por aqui, cuidadíííín..
La emergencia de otros, que no es mi urgencia, interrumpe mi "paz" mental. La soledad y la mente se alían, y mastican la interrupción.
El camino deja de ser tu entorno, son las groseras interrupciones, es la mente y sus creaciones. Los pies ahora cargan con el peso de la mente, además del peso de la mochila. Si puedes, apaga el móvil antes de salir.
Un sol de justicia me quema, aunque las preocupaciones me queman más, cuesta ignorarlas.
La llegada a Santo Domingo de la Calzada se hace interminable.
Decido, fijo la atención en mi respiración, y aunque la mente es porosa, filtra y sabotea, finalmente me da tregua... un refresco y unos pintxos bien sabrosos en Santo Domingo de la Calzada, me devuelven la atención a mi cuerpo y me quedo nueva para seguir.
Gratas conversaciones con otros peregrinos para compensar la aspereza de algunos senderos de piedras, que se clavan ahí donde más duele.
Llegamos a Grañón, nos quedamos en el albergue parroquial de la Iglesia de San Juan, con la que comparte los muros de piedra, en las que tienen muy aprovechado el espacio, con decenas de colchonetas en el suelo. Agradables reencuentros de las etapas pasadas, el guiño de Alemania, el ronquido de Italia, la sonrisa de Corea, la amistad de Zaragoza,... y nuevos encuentros, los tres magníficos hospitaleros.
Después de "invertir mi capital" en tiritas, que me salen más caras que el albergue, de una charleta animada con peregrinas europeas, y el espectáculo artístico y musical de un par de peregrinos, cenamos todos juntos, en el espléndido salón del albergue, una magnífica pasta (la "benzina" del gran Lucio) y ensalada de tomate, y un arroz con leche rocíado de canela, con una compañía inmejorable.

..y a descansar con la barriga llena, y los pies otro cantar!!

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