De Agés a Burgos

Saliendo de Agés

Niebla y un puente sobre el río Vena

Florecillas silvestres

Peregrina descansando al salir de Atapuerca

Valles y praderas

Verdes campos

Avanzando tras dejar atrás Orbañeja

El camino recicla tu mente

Por Castañares, poco antes de llegar a Burgos

Burgos

Burgos

Hoy hago la última etapa antes de regresar a Madrid. Salgo a primera hora del albergue de Agés, ya que en la linea de los días anteriores, es poco viable dormir, cuando la gente abre y cierra cremalleras, sacude bolsas de plástico, golpea las puertas, etc. etc..
Hay una espesa niebla, que hace más interesante la salida. De Agés a Atapuerca, hay que seguir por una carretera local, en la que dificilmente se divisa nada, a excepción de la niebla compañera, algunos pinos, y un puente de piedra de un sólo ojo sobre el río Vena, cuya construcción se atribuye a San Juan de Ortega. La llegada a Atapuerca se me hace increiblemente corta, como si el tiempo hubiera acortado la distancia. Algunas caras conocidas que arrancan desde aqui.
Desayuno en Atapuerca, en un bar con horno de leña para el pan. Una delicia el pan y las barritas. Así si.
Con el estomago llenito, la ilusión en la mochila, y algo de barro en el sendero, continúo mi camino. Sigo por una pista que asciende a la izquierda, hacia la serranía. Por allí, hay un rebaño importante. La oveja peregrina que posa para la foto. Algo más arriba de dicha cuesta, hay una gran cruz rodeada en su base de piedras. Por allí, vuelvo a reencontrarme con Lucio, Libero y una pareja de italianos. Fotos, risas, y pa´alante.
Sigo el camino con Libero, él hablando en españolo y yo en itañolo. Lo pasamos bien, nos reimos, hacemos algunas fotos. Antes de llegar a Cardeñuela, descanso un poco. Tras cruzar los feísimos Cardeñuela y Orbaneja, siguiendo por la terrible carretera, llego a un puente sobre la autopista. Sigo hacia la izquierda en dirección Castañares, para evitar la zona industrial. De esta forma, llego a un sendero fanganoso, lleno de barro. Dejo a la derecha un aeropuerto, que no puede ser más feo, así como una industria de reciclaje de automóviles. Y el sol. Que fatiga.
Menos mal, que para compensar esta parte de la etapa, para acceder a Burgos se atraviesa una inmensa zona arbolada y ajardinada, que tras al menos una y dos horas te lleva al centro de la capital burgalesa. Buena gente, y ciudad preciosa.
Acudo al albergue a poner el sello. Benditos reencuentros antes de marchar. Y los que se quedaron en la memoria.
Ultreyá!!

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